QUERIDA COMPAÑERA, TIPAZA!

Veo la foto de Leticia en los medios y me sigue pareciendo mentira. Pero la realidad –esa turra- se encarga de corregirme, mucho mas allá del dolor y la perplejidad de los que la conocimos y quisimos.
Sí, Leticia está en los noticieros porque el último fin de semana, gracias a una cadena de descuidos imperdonables, les tocó engrosar, a ella y a su nena de 4 años, la lista de muertes infructuosas que abona día a día la estadística criminal de la impunidad.
El país está a la deriva, y muertes como la de Leticia no hacen sinó confirmar que cualquiera de nosotros puede engrosar la misma lista sin comerla ni beberla. No voy a cuidar las palabras, el lenguaje, el decoro.
Me duele y enfurece que se achaque a la fatalidad un asesinato que políticos y funcionarios des-miran y des-sienten, ocupados como están en salvaguardar privilegios y prebendas. ¿Que separaron al bólido criminal de la fuerza? ¿Y eso qué significa? ¿Que Leticia y su angelita volverán a ocupar el lugar que la vida les tenía asignados? ¿Que el resto de su familia pulverizada olvidará este mal trago como una injusta pesadilla?
Muchachos, no jodamos. Los que conocimos a Leticia sufrimos su partida no sólo por su capacidad de generar amor, ni por su sencillez y enorme generosidad. Sufrimos estas muertes con indignación porque sabemos que, en un país mas o menos en serio hubieran sido, por lo menos, evitables.
Pero no. Lo que hay (lo que sigue habiendo, mas allá del dolor y la impotencia) son autopistas sin sistemas de seguridad elementales, libradas a la buena o mala de Dios, o a la ruleta rusa del descontrol a cien por hora y a contramano del mas mínimo sentido común.
Como hubo Cromañones y trenes de la muerte, las autopistas fantasmas vienen a sumar su granito de arena ensagrentada al festín.
¿Cómo seguirá esta historia? ¿A costa de qué otra sangre seguiremos alimentando la mentira del país-paraíso, mientras inocentes de toda inocencia pagan con el pellejo el delito de salir a la calle?
Leticia, querida compañera, tipaza, que esta muerte que llegó tan a destiempo, tan cruel y estúpida y tempranamente, no sea en vano. Te vamos a recordar siempre. Ojalá tu recuerdo nos dé fuerza para pelear un país más justo y solidario, menos canalla y corrupto y miope…